domingo, 21 de septiembre de 2014


-Estás haciendo una montaña de un grano de arena...-le dijo él con desesperación.

-No, no lo creo.

-Todo tiene solución.

-No siempre.

-¿Por qué eres tan pesimista?

-Ni yo misma lo sé-se encogió de hombros-pero eso es bueno, supongo que me diferencia del resto, ¿no?-dijo con ironía.

 -Te equivocas. A veces te preferiría más simple.

-Si no me aceptas, no sé para qué estamos juntos-dijo de malas maneras, levantándose de la cama y cruzando los brazos, como siempre que perdía la paciencia...pero nada más decir esto se arrepintió y se volvió a tumbar a su lado.-No quise decir eso...-murmuró .

-Ya. Anda, cállate la boca, empléala para hacer algo provechoso en vez de decir tonterías y dame un beso.

Lo hizo. Luego se giró hacia un lado, tapándose el rostro, sumida en sus pensamientos, él no la dejó volver a indagar y le dio la vuelta, besándola de nuevo.

-¿Por qué me soportas?

-¿Y tú me lo preguntas? Porque a pesar de como eres, te quiero.