domingo, 22 de diciembre de 2019


No hace falta ni decir un "necesito hablar contigo" aparece tan sólo su recuerdo invade mi mente, la tengo delante, se materializa ante mí.

-¿Qué te aflige?

Suspiro y la observo. Tan serena, tan distante, esa parte de mí tan pura, sin contaminar por mis absurdo exceso emocional.

-Pues que no me gusta mi papel, y no lo puedo evitar. Pero es lo que me ha tocado, ¿verdad?

Frunce el ceño.

-Somos adaptables, estamos en evolución continua, ¿es que no lo ves?

-Lo único que veo es la realidad, o eso creo, porque para no variar está adulterada por mi estúpido y sensible sentir, por eso he acudido a ti. Me interesan todos los puntos de vista.

-¿Qué te pasa, realmente?

-¡Que yo lo sentí! En mi corazón, en mi alma, en lo más profundo de mi ser. Para mí todo fue verdad, creí que era real, pensé...

-Pensaste, sentiste, creíste. ¿Pero acaso te atreviste a ser sincera al 100%?

-No, porque siempre tengo miedo. No puedo evitarlo.

En ese momento se sentó a mi lado, agarró mis hombros.

-Mírame y escúchame con atención.

Entonces fijé mi mirada en sus enormes, oscuros y serenos ojos.

-Te escucho.

-Te voy a decir la verdad, aunque te duela. Pero es así, y es simple, sin vueltas de hoja ni titubeos: tú lo quisiste y lo buscaste, hasta con un punto un poco humillante a veces he de decir, a pesar de que no hacía ninguna falta.-Hizo una pausa y me miró con reproche, y yo avergonzada bajé la cabeza. Me zarandeó para que volviera a mirarla y suavizó tanto su tono como su expresión.

-Sabes que no debes sentirte mal por ello. Todos somos parte de la historia de alguien, aunque no nos guste el papel que acabamos de tener. Pero somos parte. Al menos eso no nos lo puede quitar nadie. Sabiendo esto, y conociendo la verdad en el fondo de ti, como seguro que la conoces, ¿por qué dejas que la duda y la inseguridad te salpiquen?

-No lo sé, porque si no no sería yo, y no necesitaría acudir a ti, antes de actuar como una loca.

-Bueno, es una sabia decisión, ¿sabes? Me preocuparía aún más que no lo hicieras y andaras por ahí haciendo el cafre sin más y sin un mínimo de responsabilidad.

La miré sonriendo. Y con un halo de tranquilidad, la vi marchar.




viernes, 8 de noviembre de 2019

De Selene y Endimión



Con los biorritmos alterados, tu halo de luz refrescante me da en la cara y casi de inmediato abro los ojos. Hace ya tiempo que el sol me molesta porque me priva de contemplarte, así que me he acostumbrado a dormir de día para poder disfrutar de la sedosa caricia de tu luz plateada el máximo tiempo posible. Salgo al exterior, la brisa envuelve la noche, y las fragancias dulces de las flores que se despiertan cuando tú sales me embriagan, todo eso sumado a verte en el cielo, deslumbrante como siempre llena mi corazón de un enorme gozo. Me siento y te contemplo, embelesado. Esta noche luces sonriente, una enorme sonrisa blanca en el oscuro firmamento. ¿Vendrás conmigo, mi Diosa? Mi corazón palpita tan rápido que creo que se me va a salir del pecho. Siempre la misma incertidumbre, me atenaza el miedo, así de grande es mi amor por ti ¿Vendrás, vendrás?

Apenas un destello, rapidísimo, veo que cae del cielo. Apenas un parpadeo. un estallido que me ciega, que noto que impacta en la tierra. Tengo que cerrar los ojos, y los abro lentamente hasta que poco a poco me acostumbro a la luz. Me arrodillo. Mi Diosa, mi Diosa está aquí. Envuelta en su resplandor, hermosa, me mira, y yo... Yo... No puedo dejar de mirarla, tratando de retener su preciosa imagen en mi retina, por si acaso en algún momento se desvanece.

-Aquí estás.

Me habla, me está hablando, a mí. Veo sus hermosos labios moverse mientras me hablan con dulzura, y su mano se acerca a mi rostro, caricia celestial, terciopelo contra mi dura aspereza mortal. Me atrevo a rozar su mano de marfil. Me arrodillo frente a ella, abrumado ante su divinidad.

-Mi Diosa, qué largo se hizo el día de hoy.

-En pie, mortal-me dice, autoritaria pero con suavidad.

Me levanto, la miro embelesado, su etéreo vestido que parece estar hecho de seda celestial, su delicado talle, su rostro de marfil, su pelo que se mueve sin necesidad de brisa alguna. Me sonríe, ¡qué sonrisa! Y entonces, ocurre. Me besa, ei inunda con su halo divino, es como si me llenara de una luz que fluye en mi interior, tanto que creo que voy a explotar. Me atrevo a rozar su cuerpo, a abrazarla; su calor, su cercanía, es como estar en el paraíso. Y cuando apenas ha empezado, se retira,  y me mira con una terrible expresión de dulzura y tristeza.

-Ahora debo seguir mi recorrido, mi amado. Pero... ¿Me seguirás esperando?

La miro, no puedo dejar de mirarla, ni aunque quisiera. Su encanto, su belleza, es un hechizo del que no quisiera despertar jamás. Tomo su mano con delicadeza.

-Siempre, mi Diosa. Cada noche me encontrarás esperándote. Esperando por tu beso, por tu presencia, siguiéndote con la mirada, con el corazón henchido de gozo: aquí me hallarás.

Y entonces, rió alegremente, y con el mismo estallido que vino, desapareció. Pero cuando la volví a contemplar, su sonrisa era aún más grande, más deslumbrante de lo habitual. Y contagiado por esa felicidad, sonreí yo también y de pronto me pareció escuchar su voz, susurrar desde arriba: era inspiración. pura, divina y maravillosa inspiración. Así que cerré los ojos, me inundé, y empecé a escribir, impulsado por todo lo que mi amada Selene hacía fluir en mi interior.


jueves, 22 de agosto de 2019

Pensamientos en la penumbra


La tenue luz de las velas apenas sí consigue dar la justa lucidez a mis cada vez más indecisos pensamientos. Solo hay una verdad absoluta que se acrecienta a medida que se acrecientan las canas en mi cabello y las marcas en mi cara y en mi cuerpo: la inquietud por saber es la primera pequeña puerta que se abre al gran mundo del desconocimiento. La verdad es que cuando era más jovencita sí que daba por sentado algunas cosas sin ponerlas en duda, ya que tenían que ser así y punto. ¡Qué equivocada estaba esa ingenua pero adorable muchacha de mundo pequeño! Y en realidad el mundo es mucho más áspero de lo que pensabas cuando solo empezaste a asomar la cabeza en él, pequeña incauta.

Y sin embargo, a pesar de las asperezas sigo encontrando motivos para sonreír, aunque no estén dentro de mí. En eso no hemos cambiado nada, ¿verdad que no? Por otro lado somos más prudentes, nos callamos más, nos seguiría gustando echar más huevos a la vida, para luego pensar "y para qué en realidad".

 Pero el caso es que aunque no estemos pasando por nuestro mejor momento siempre hay alguna razón para alegrar la cara, aunque no parta de mí, porque joder, estamos de acuerdo en que uno debe mirar por uno mismo (siii, puta sociedad capitalista, os estais cargando el planeta desgraciados). Pero coño, no pises a los demás tampoco. Si para brillar más tienes que apagar a los demás lo estás haciendo pero que muy mal.

Saber que por ejemplo le vas a alegrar el día a alguien, eso es una buena razón para sonreír. Fijaos que cosas, a veces hacer sentir a alguien bien tiene un efecto rebote, maravilloso, que no drena. Esfuérzate en sonreír, pum. Sonrisa de vuelta ¡Qué sonrisa más bonita tiene esta niña! Y arreglado todo. Y en realidad esto cada vez es más raro de ver. Somos más ricos en tecnología, pero más pobres en tiempo de calidad con los que queremos, nos lo roban estas primeras, nos absorbemos, nos metemos en ello (yo la primera), conectándonos para desconectar. Y todos los like del mundo no nos dan el calor de un abrazo sentido y eso es así. También veo que cada vez hay menos sonrisas por lo general, más cabezas gachas en una pantallita.

Sonríamos, tratemos de no perder nuestra esencia, lo que somos y nos apasiona y nos mantiene con la cabeza alta y cerca de nuestros seres más queridos, no nos fragmentemos y dejemos que nos absorba el mundo virtual que nos deshumaniza. No perdamos nuestros colores cada vez más apagados en este mundo gris. No dejéis que lo consigan. Levantad la cara, sonreíd.

Aquí me hallo sonriendo recordando a una muchacha sentada en su escritorio trabajando con esta hermosa banda sonora concentrándose, pasando a limpio ejercicios de ética para después debatir en las clases de uno de los mejores profesores que he tenido, de los pocos que realmente me hicieron pensar y que me planteara el por qué de las cosas.

Mornie utúlië (darkness has come)
Believe and you will find your way



sábado, 17 de agosto de 2019


Otra vez ese muñequito, esa marioneta estúpida que se mueve al compás de la música movida una y otra vez por las cuerdas"¡Joder, vaya puta música lacrimógena, no sé si cortarme las venas o dejármelas largas!" Pienso, contrariada, intentando pensar en algo que no tenga nada que ver con esos tristes temas (sí, esos mismos que tú a veces te has puesto estando triste para ponerte aún peor, que tampoco te pongas ahora muy digno).

Hasta que de repente, entre el repertorio suena una canción que me la recuerda, y me la clava dentro de la mente con tal fuerza que todo lo relacionado con ella me asalta, me bombardea "Oh no, por qué ahora, por qué ella de repente" Contengo las lágrimas y me doy la vuelta "mierda, mierda, tres veces mierda, por qué no tengo un puto kleenex joder" Busco en la mochila nerviosamente, pero no hay nada. Me doy media vuelta otra vez, a meterse de nuevo padentro la lagrimita, que no pasa ná, que tú eres una profesional y si te tienes que tragar lo que sientes un rato pues te lo comes con papas y ya te desahogarás. Y así es.

Pero, ahora, aquí, tecleando para echar un poquito hacia fuera lo que me asalta... Maldita sea, cómo pueden llegar a cambiar tanto las relaciones entre las personas. Es lo que tiene cuando las nubes negras se ciernen sobre nuestras cabezas... No hay duda, es que hay tormenta, es que va a llover, te vas a joder, ¿verdad? Pues así es cuando una influencia nefasta va intoxicando, envenando, que poco a poco todo se va a la mierda. Y explota. Y se jode.

Extrañar, anhelar, querer. Puto orgullo. Sonrío para mis adentros. Orgullo. Qué va, es solo que en realidad te echo un montón de menos y en el fondo de mi corazón espero que te des cuenta de la tontería tan tremenda que todo fue. Es solo eso, es lo que más feliz me haría en realidad.

Es difícil, es complicado. No tengo tanta fuerza quizá. Admiro de corazón a las personas que son tan fuertes que tienen la capacidad de tirar hacia delante por sí solas, sin ayuda de nadie, que no les importa desligarse... Pero mi vínculo contigo es demasiado grande, como para no. Porque gran parte de lo bueno que soy, es gracias a ti. Porque si en parte he conseguido llegar a donde estoy y conseguir tener los ovarios necesarios, y ponerme el mundo por montera (qué poco me gustan los símiles taurinos pero alguna vez me lo dijiste) es gracias a ti. Y te quiero. Y siempre te voy a querer.

 Y claro, no puedes evitar pensar que todo pasa por algo, que el momento, la ocasión, el por qué de la canción... Casualidad. O no, no sé. La verdad a veces no sé si creer en las casualidades.

Igualmente espero que Él en el que sigues creyendo, a pesar de que yo decidí ignorarlo hace ya bastante tiempo te siga cuidando.

Ti porto nel cuore. Sempre.


domingo, 21 de julio de 2019


Míralo, frente a ti, con esa cara de... En fin, mejor no opinar. Resulta gracioso observar tras un proceso de idealización, cuando imaginabas las cosas mejor, pero pasa el tiempo y la fastidian de manera sistemática, hasta que finalmente los ves delante de ti, tal como son. Y entonces, cuando se caen todos los velos, ya todo da igual, ya todo pasa a ser secundario respecto a esa persona, pero en realidad es como soltar lastre, es como: "mira, otro más que me importa tres".

Cuando, después de unos cuantos "bueno, habrá sido casualidad, no sé" o "habrá sido mala suerte" o "no, en realidad no es mal chico, pero es un poco desastre jajaja" sale la verdad. Cristalina, como un cuarzo tallado, sin asomo de mentira, ¡JA! Menudo capullo, menudo fantasma, ¿de qué coño vas? Sonrisa sarcástica, a otra cosa mariposa, a pastar.

Pasa el tiempo, te vuelves mayor, alguna cana en tu melena, tu rostro se va curtiendo, al tiempo que extrañamente surgen pequitas en tu cara, curioso contraste, pero la verdad te da igual mientras aquellos que quieres que te vean como eres te vean realmente. Ya que el resto muestra no ser digno de saber, ni de opinar.

¡Vaya! Ahora sale de repente la arrogancia. ¿Arrogancia? ¡La pura realidad! ¿Por qué lo llaman arrogancia cuando quieren decir amor propio, o quererse lo justo para no ir detrás de quien no te merece?

Suspiro, sacudida de cabeza, sonrisa y carcajada sincera de alegría. ¡Qué tonta he sido! Pero no pasa nada por darse cuenta un poco tarde, mientras te des cuenta. Recuérdalo, pequeña, no pasa nada por hablar, sí por perder el tiempo con aquellos que se supone que ya debieron madurar pero ni siquiera se atreven a decirte la verdad.

Me giro hacia ti, ángel caído, alma triste y atormentada: no merece la pena, debes dejarlo marchar. Si duele tienes que soltarlo, abandonarlo, no merece tu tristeza. Yo caricio tu dulce rostro marfileño las veces que haga falta, te rodeo con mis brazos, te acuno, lo que desees... Pero eres tú quien lo debe ver, ya que desgraciadamente los consejos de poco sirven hasta que realmente te ves frente a la situación y tomas la determinación de una vez.

Por mi parte, aquí sigo, con dicha en mi pecho, mientras avanzo en el camino, y las estrellas ahí están, me cobijan, me acompañan, camino bajo su luz, embelesada por su brillo.

Y si me caigo... La luna será mi colchón,  y el cielo será mi manto, el susurro de una canción en mi corazón, y el tintineo de una estrella acompañando.

martes, 9 de julio de 2019

Le alzo led bialdo

Presión.
Otra vez.
En el estómago, sin parar.
Idiota, lo haces mal.
Ojos como carbones encendidos.
Su eco no desaparecerá
Por favor, por favor, por favor.
NO
PUEDO
RESPIRAR
Volviste, quise que te marcharas
LÁRGATE
YA
Recuerdos que no me dejan en paz.
LOS
QUIERO
EXPULSAR
Inspira, espira, inspira, espira
MALDITO
SEAS
El aire es espeso,
caras borrosas, no me juzguen.
YA BASTA, YA BASTA
No puedo respirar
Reflejo, espejo, maldito reflejo
NO AGUANTO MÁS
Carne contra cristal,
blandura contra dureza,
batalla desigual.
DOLOR, DOLOR, DOLOR.
Se clava, se hunde, endorfina, tranquilidad.
Se acabó la ansiedad.

jueves, 9 de mayo de 2019


Miradlo, ajeno al mundo, contemplando todo desde su torre de marfil, imponente desde la lejanía. Algunos dicen que es un lobo, otros dicen que es un sabio. Otros que su tiempo ya pasó, que delira.

Pero en realidad eso sólo lo puede saber él, y quién quiera que lo sepa. ¿Para qué malgastar nuestras emociones con aquellos que no son dignos ni de saber lo que inquieta nuestro corazón?

Hubo un tiempo en que era de otra forma, más accesible y cercano, pero la cruda realidad lo encerró en él. No sufre, no exterioriza su dolor, no lo pasa mal, al menos de cara a la galería, pero nadie puede saber lo que hay detrás.

Sus ojos, que tanto han visto, que tantas pasiones han despertado a lo largo de su vida, a veces se cansan de lo que ven. Normal... Para lo que hay. Suspira, su mirada se pierde en la lejanía. Cae la noche poco a poco. Apoya sus manos sobre la balaustrada, y sonríe. Un cuervo negro vuela sobre su cabeza, y luego se posa sobre su hombro. Grazna cosas sin sentido, pero él asiente y después mueve la cabeza.


-¿Es que nunca van a aprender?-pregunta para sí.

El cuervo se posa sobre su mano, él lo acaricia y luego lo hace volar y observa su trayectoria hasta que es una casi imperceptible mota negra en movimiento, fundiéndose con los colores del atardecer.
Toma una bocanada de aire fresco, y no puede evitar un estremecimiento al notar unas manos con uñas pintadas de rojo que le aferran por detrás.

-Vaya, Locura, cuanto tiempo sin verte...-murmura entre dientes. Aparta las manos. se gira y esta desaparece en una voluta de humo para después ser reemplazada por una mujer con rostro frío como el hielo que lo mira escrutadoramente. Enmudecido la contempla, perdido en esas facciones duras, pero perfectas. Deja que acaricie su mejilla, siente el frío, aguanta, aguanta, poco a poco, el frío quema su sangre, pero ya falta menos. Cierra los ojos. Cuando los abre ella ya se ha desvanecido.

Abre los ojos, más fríos que nunca. La humanidad se desvaneció, ya es de hielo, ya nada puede afectarlo. Y la escasa humanidad que quedaba se derramó con una lágrima que cristalizó camino de su boca. Su forma cambió entonces. Libre, despojado, hermoso, emprendió su camino bajo la luz de las estrellas. Sin equipaje, sin lastre, sólo la noche, sólo la luna. Y sin poder percibirlo, unos ojos seguían su camino anegados de lágrimas.





miércoles, 17 de abril de 2019


Percibo su mirada dura y fría, sin asomo de piedad, observándome fijamente mientras me sumerjo poco a poco en el océano de mi frustración.

"Te lo advertí" dice, sin más.

Le devuelvo la mirada sin poder aguantarla más de diez segundos, me tiembla el labio, y me echo a llorar. Mi cordura, mi razón, mi parte racional... Me escruta sin cesar. Lo he vuelto a hacer, no hice caso, lo he vuelto a hacer. Me lo merezco, merezco esa mirada, no merezco que me compadezca, cuando cometes un error muchas veces no es un error, es un gran problema.

¿Qué sucede cuando nos damos cuenta de que estamos en un terrible bucle y no podemos salir de él? Que tomamos conciencia de que en primer momento, no queremos salir. Al menos no de verdad. Porque cuando quieres pues te alejas, tomas medidas, al menos haces lo que esté de tu parte para marcharte, para tomar distancia de aquello que te hace mal.

"¿Mal?" suena un resoplido a mi lado, que procede de una boca sensualmente pintada."No me jodas, eso de mal es relativo. Te gusta, te encanta, acéptalo y disfrútalo. Ya está. Joder, es que no entiendo cómo te rayas tanto. Es sufrir por sufrir y créeme: no merece la pena."

Suspiro y me tapo la cara con las manos. No merezco piedad, ni compasión. Lloro un poquito más, qué más da, solo es agua salada, después me sentiré mejor. Me lavo la cara, me miro al espejo: ojos hinchados, cara colorada. Y después sonrío. Porque al fin y al cabo, da igual. Porque tampoco cambia nada, de cara al exterior. Únicamente he cambiado yo, aunque la verdad es que eso ya lo cambia todo.

"¿Y qué pasa conmigo?" Escucho una vocecita aguda que parece que se va a quebrar, miro hacia abajo. Es una niña de piel blanca y pelo rizado con unos enormes ojos. Sonrío y me agacho hasta ponerme a la altura de su cara.

-Que tú siempre estarás aquí, y eso es lo único que realmente importa, preciosa.-Le digo, mirándola con cariño para después estrecharla con fuerza.

Y así es, y así será lo verdaderamente importante. Erramos, nos equivocamos, caemos una y otra vez, pero eso poco importa mientras la esencia más pura, más inocente, más profunda de nuestro corazón permanezca.

El exterior podrá ser maltratado, nuestros sentimientos pisoteados, nuestra dignidad puesta a prueba, nuestra lealtad apuñalada una y otra vez... Pero mientras  nos quede un ápice de luz, de bondad y de inocencia merecerá la pena todo el esfuerzo para mejorar la existencia.

jueves, 4 de abril de 2019

Desenamorarse


Muchas veces se suele hablar de lo bonito que es enamorarse, de hecho hay incontables ríos de tinta al respecto: lo bonito que es el amor, las sensaciones, lo que nos transforma. Pero poco se habla, creo yo, ya no de lo terrible que es el desenamoramiento (que sobre esto también hay tela que cortar), sino de lo curativo que es, ya que en cierto modo, puede ser hasta liberador.

Cuando terminamos una relación amorosa con una persona, nos quedamos hechos polvo generalmente. Y de hecho esa suele ser la sensación inicial.

PERO hay muchas maneras distintas de poner fin a una relación de pareja, o de trieja, o de lo que sus apetezca pensar. De hecho, hay algunas relaciones que se van agostando poco a poco, hasta que se terminan.

Primero se suceden las discusiones dolorosas en las que uno nunca se pone de acuerdo con el otro hasta dar la razón a la otra parte simplemente por terminar y ahorrarse más quebraderos de cabeza, todo esto regado con un llanto interminable y numerito dramático. Sin duda esa es la peor parte.

Luego la vana esperanza de que las cosas van a ir a mejor, se trata de poner empeño, cariño y buena voluntad pero realmente no pasa así porque a veces, la relación ya ha enfermado y por más que trates de poner tiritas y cataplasmas sobre ella nunca volverá a ser igual. Digamos que te vas dando cuenta de la realidad, y de que si hay que invertir tanto esfuerzo en curar, es que algo ya va mal.

Y después viene lo mejor. Cuando se caen las máscaras, los velos, y te das cuenta de que en realidad esa persona no era ni mucho menos tan maravillosa, o no te quería tanto, o simplemente es que no era vuestro momento, no estabais destinados a ser. En principio duele, pero la verdad es que con el paso del tiempo tomas conciencia realmente de lo poco necesaria que era esa persona en tu vida en realidad, que realmente tampoco se nota tanto su ausencia, que vaya idiotez haber llorado tanto por ella si no te supo o no te quiso cuidar bien e ir descuidando progresivamente vuestro vínculo hasta que se deshiciera. Que responsabilidad mutua de que se acaben las relaciones siempre hay, por supuesto, pero siempre pesa más de una parte.

En resumen, que resulta liberador en el sentido de que te das cuenta de lo que realmente vales, y de que si alguien no lo supo ver, o no lo quiso ver, o no le dio la gana de estar ahí, pues es su problema. Porque con el tiempo se ve quién quiere realmente estar, y no valen las excusas, ni la falta de tiempo, ni nada.

Se está porque se quiere estar. Y cuando te desapegas de un vínculo tóxico resulta liberador. ¿Y cómo va a ser malo desenamorarse si produce ese estado de paz interior?


martes, 26 de marzo de 2019

En el bosque


Conozco un lugar. Es un claro, dentro de un espeso, profundo y oscuro bosque. Un bosque donde no todos se atreven a entrar, por miedo, por la prevención de que puede ser un peligroso lugar, donde una vez entres nunca volverás a ser tú. En fin. Tonterías, habladurías en mi opinión.

Lo cierto es que veces me acerco al bosque, con un halo de timidez que nunca me abandona haga lo que haga, pero sin que tiemblen mis pasos. Sé lo que hay, sé lo que busco, no tengo miedo. Me adentro, aparto ramas con mis brazos, recorro profundos senderos, hasta que llego. Es un bonito claro, donde el mullido césped invita a sentarse, a descansar, a respirar. A veces me acerco. Me siento, cierro los ojos. Todos mis sentidos se agudizan. Escucho el rumor del viento susurrar entre las ramas, percibo el rumor de una corriente de agua cercana. Aspiro el aire puro perfumado por las salvajes flores que crecen alrededor. El sol se oculta poco a poco, cae la noche, se filtran los últimos rayos entre los árboles. Abro los ojos, el cielo se oscurece y aparecen las primeras estrellas. Y entonces, ocurre. Sonrío. Ya viene. Escucho sus pasos, abriéndose paso entre los matorrales. Hermoso como él solo, de color gris, grande y con enormes ojos de ámbar, se acerca tranquilo. El Lobo. Se acerca a mí, contengo la respiración, sobrecogida ante semejante majestuosidad. Es único. Se coloca justo a mi lado, acomodándose sobre las patas traseras. Me llega su calor, y levanto la mano, miro a sus ojos, como pidiéndole permiso para acariciarlo, y él inclina suavemente la cabeza. Meto la mano en su suave pelaje.

-Hola, mi querido amigo-le susurro mientras mi mano recorre su cabeza.

Cierra los ojos, parece estar muy a gusto. Se acomoda en mi regazo, y yo no puedo dejar de acariciarlo. Me quedo así un buen rato, hasta que él quiere, o hasta que mis obligaciones me reclaman y me tengo que marchar. Entonces, cuando llega la despedida, abrazo su cuello con fuerza, me lame la cara con suavidad y se va con la misma tranquilidad con la que vino. Pero el rato que estamos juntos es increíblemente curativo, la verdad. Salgo del bosque tranquila, llena de una inmensa paz. Él no es mío, ni yo suya, y no lo querría de otra forma. Pero sin lugar a dudas, se respira mejor cuando está. Y no cabe duda, de que hay muchas maneras de amar.

miércoles, 6 de marzo de 2019

Cúmulos


Hoy es uno de esos días,en los que sientes cúmulos de cosas que te sobrepasan. Ya no hablo solo del puto dolor menstrual que se me clava dentro, que me agarra los ovarios con fuerza como unas tenazas para después soltármelos (a los que no podéis empatizar con ello o decís que la regla no es para tanto, imaginad que os agarran los huevos con fuerza y después os los sueltan y así ad infinitum... entenderéis).

No. No quiero hablar solamente de dolores menstruales, quiero hablar de cosas que se marchitan, de sentimientos que se resecan... De faltas, de lo que no está. De cómo la ausencia de ciertas cosas también acaba por cansar a un corazón, de manera inevitable. De cómo la frustración continua por la irrealización de un hecho que se sigue para no lograrse una y otra vez, es como una manchita que se convierte en manchurrón para luego convertirse en una enorme mugre que no desaparece ni aunque la frotes con el mejor detergente. De ese tipo de cosas.

Hay un hecho que es innegable. Aunque intentemos hacer la vista gorda ante ciertas cosas que pasan, lo cierto es que siguen ahí. Siempre se intenta poner solución, un parche para solventarlo, claro. Pero como su nombre indica es solo eso, un parche. Eso no resuelve el problema, quizá solo momentáneamente... Pero con el tiempo regresa y cada vez es peor. Aumenta el cansancio, aumenta la frustración, y llega un punto en que piensas si en realidad el problema es que estás intentando un imposible, y por eso no hay manera.

Sencillamente, en la vida hay veces en las que por más que intentemos resolver cualquier tipo de conflicto que se nos ponga en el camino, bien sea por amor, por buena intención, o por pura necesidad biológica, hay veces que la respuesta es tan sencilla que no acertamos a atinar, quizá porque precisamente es dolorosamente evidente: no se puede.

Y la vida es demasiado corta como para andar intentando calzarte un zapato que en realidad no es de tu talla por más que te embadurnes el pie en mantequilla, o que por más que intentes pensar que te va, no es de tu rollo para nada.

He dicho.

martes, 22 de enero de 2019

San Martín



Y llegó, por fin, el gran día. Por fin mi venganza se llevaría a cabo. Por fin podría tomarme mi revancha por todo lo que había pasado, y llevaba rumiándose en mi interior como si no hubiera mañana desde que el cerdo empezó con sus andanzas.

Sí, pequeño, a  todos los cerdos les llega su San Martín.

El tuyo se había postergado demasiado, pero al fin llegó tu hora. Te veo sentado en una silla, con las manos atadas a la espalda, un esparadrapo en la boca, delante de ti una mesa llena de suculentas viandas que cualquiera devoraría gustoso, sobre todo tú, claro, el cerdo mayor. Todo está preparado, aún duermes inconsciente, pero pronto despertarás... y desearás no haberlo hecho.

Impregno de alcohol un trozo de tela y lo pongo debajo de tu nariz.

-Despierta ya, puta bola de sebo.-Digo suavemente, pero con crueldad.

Abres los ojos y miras a tu alrededor, parpadeando ante la luz, me miras como si no supieras bien lo que sucede, como si no te creyeras la situación, como si en realidad eso no estuviera pasando, como si... ¡No! ¿Cómo voy a ser yo la que está ahí delante de ti?

Te miro con una sonrisa que lo dice todo...

Avanzo hacia ti nuevamente y te miro a los ojos, coloco la punta de mis dedos sobre el extremo del esparadrapo, y con la mano que me queda libre saco un cuchillo bien afilado:

-Como se te ocurra gritar cuando te quite esto, te rajo desde la boca hasta el ombligo, amorfo saco de grasa-le susurro.

Él asiente, asustado, y le quito la cinta con un tirón rápido. Emite un leve quejido, y luego me mira con ojos suplicantes:

-Por favor, desátame, sácame de aquí, hablemos de lo que ha pasado...

Niego con la cabeza y lo miro con falsa compasión:

-No, no, no, no. No pienso hacerlo, cerdito. Ya has tenido bastante tiempo para arrepentirte, para meditar, para cambiar, pero no puedo consentir que sigas haciendo lo que haces. Ya basta-mi sonrisa inicial se torna en cara seria.-Así que, he decidido preparar este suculento banquete para que finalmente te hartes de comer, ya que te gusta tanto.

El gordo mira hacia el suelo, y murmura:

-La verdad es que no tengo mucho apetito.

Me acerco a él rápidamente agarrándole la cara.

-Esa no es la respuesta que quería oír.

Le meto una galleta de chocolate en la boca y le obligo a masticarla.

-Si aprecias un poco tu vida, te aconsejaría comer como si no hubiera un mañana.

Le desato las manos para que tenga voluntad de atracarse, pero sigo vigilándole cuchillo en mano.

-Las puertas están bien aseguradas y aquí no hay cobertura... La verdad, sinceramente dudo de que te llegue a escuchar alguien, pero te estoy vigilando, capullo. ¡Empieza a comer!-le exhorto, mientras alzo el cuchillo con esto amenazador.

...Y empieza. Vaya que si empieza. Es que por más asustado que esté, ¿quién podría negarse a esas exquisiteces? Surtidos de patés, carnes deliciosas, quesos de buena calidad, infinidades de pasteles y dulces... Vamos, que casi siento una punzada de hambre en el estómago al ver tanta comida, pero esa está reservada para mi invitado especial.

El volumen de comida va disminuyendo poco a poco, y él empieza a hacer gestos de estar harto de comida, hasta que dice que no puede más.
Me acerco a él.

-¿Que no puedes más, dices? Vaya, vaya... Pues qué raro, porque no es esa la impresión que das cuando te comes todo lo que no es tuyo, maldito abusón-le digo, alzando la voz y pegándole una patada en la barriga.

Aúlla de dolor, ya que está recién comido y ha sido un golpe bastante fuerte, y murmura un casi inaudible: "lo siento".

Le abofeteo con todas mis fuerzas .

-¿QUE LO SIENTES? YA ES TARDE PARA ESO, GILIPOLLAS. HA LLEGADO TU HORA. VOY A HACER CHORIZOS CON TUS ASQUEROSAS TRIPAS DESGRACIADO.-grito.

Me mira con cara de horror, y levanto el cuchillo con intención de rajarle toda la barriga, apoyándolo en su esternón. Lo clavo levemente. Veo su frente perlada por el sudor, su enorme vientre hinchándose y deshinchándose, y finalmente se desmaya, dejando caer la cabeza sobre el pecho. Pues sí que tiene huevos el tío...

Ante esa inesperada situación barajo mis opciones... "Podría llevarlo a una granja y los cerdos se lo comerían entero, ya se sabe que si no hay cuerpo no hay delito...Nah, demasiado típico quizá"

Muevo la cabeza y pienso en otra cosa.

"Podría llevármelo de aquí... Si, me lo voy a llevar, creo que ya ha vivido una experiencia bastante horrible como para volver a comportarse de esa forma... No sé... Bueno, por si acaso será mejor que lo prepare"

Suspiro resignada, meto su cuerpo con cuidado (y con mucha dificultad) en un saco, noto que aporrean la puerta... El corazón empieza a latirme con rapidez, esto es muy extraño, ¿me habrá seguido alguien? He tenido mucho cuidado...

Abro la puerta, es un señor con rostro curtido y aspecto campechano.

-Buenos días señora, nos han comunicado que aquí había un buen ejemplar para la feria de ganado... Venimos a recogerlo, necesitamos la mejor carne para las hamburguesas de los invitados, ya sabe...

Abro mucho los ojos, no me lo puedo creer, solo una persona más sabía mi plan. Sonrío en mi fuero interno.

El hombre añade, susurrando:

-No se  preocupe señora, que ya estamos al tanto. Nadie se enterará de esto.

Asiento con la cabeza y señalo al bulto de la silla.

-Pues ahí lo tiene.

Entra con un compañero, y se disponen a agarrarlo.

-Eso sí, tengan cuidado...Este ejemplar es particularmente pesado.