sábado, 28 de marzo de 2020

Tres

Cerró el portátil con los ojos llenos de lágrimas consciente de lo que se avecinaba, con la ansiedad golpeándola con fuerza, dejándola sin respiración. Pero con suerte, esta vez ya había terminado, ya sería la última, y realmente la peor, pero al menos tenía la certeza de que ya nunca más la molestaría, ya sí que se acabó. Así que trató de serenarse, tras gastar medio paquete de kleenex, pero con la tranquilidad del que sabe que esa será la última vez que lo pasará mal por algo. Entonces, tras respirar hondo, se preparó para lo que, en casos como aquel, era su ritual.

Tres. Siempre eran tres. Cerró los ojos, sentada en el borde de la cama. Primera: punzadas en su cabeza, como agujas que parecían querer atravesarle el cráneo. Podía sentir cómo sus ojos se nublaban. De inmediato, aparecía la segunda: pinchazo agudo en el corazón. Se llevó una mano al pecho, apretando, como si eso pudiera mitigar el dolor que estaba sufriendo. Tercera: tardaba más, mientras primera y segunda se difuminaban, la tercera era más constante: no le permitía cerrar los ojos. Daba igual cuanto leyera, como si se leía el diccionario, o el Quijote, nada conseguía cerrar sus párpados. Abiertos como persianas. Vidriosos, al cabo de unas horas, clavados en el techo. Comiendo techo otra noche. Tres. Tres dolencias.

Así pues, hacían falta tres remedios, cómo no.

Se levantó de la cama, estirando su cuerpo y como una autómata, se dirigió a la cómoda. Abrió el primer cajón, donde guardaba las medicinas. Ahí estaban sus remedios. Tres blíster, con diferentes tipos de pastillas. Sacó la primera: esa era para evitar que su recuerdo le pinchara en la cabeza hasta hacérsela trizas, pues tanto llorar y llorar acarreaba esa dolorosa consecuencia. Esa era la más grande. Segunda: más alargada, era para evitar que el corazón se acelerara tanto que pareciera que se le iba a salir del pecho, y que le doliera tanto en ese agonioso pinchazo. De hecho,a veces imaginaba que se le iba a desgranar en una agonía sin fin y finalmente iba a sangrar por los ojos, después de que no le quedaran las lágrimas, hasta finalmente quedarse seca. Como el episodio con la lanza de Longinos al revés. Tercera, redonda y pequeña: para conseguir dormir. y evitar que los monstruos tiraran de sus pestañas y pudiera cerrar los ojos al fin.

Y mientras las tenía a las tres en la palma de su mano y se dirigía de nuevo hacia la cama, murmuraba. rezando porque no se metiera en sus pesadillas, para que su recuerdo dejara de atormentarla, para que su presencia se marchara, para por fin alejara de su vida el lastre que desde que fue pequeña siempre la acompañó, siempre en su cabeza, oprimiéndola. Siempre en su pecho, ahogándola. Siempre en su subconsciente, desvelándola.

Se sentó, y escuchó cómo el somier emitía un leve crujido. Suspiró. Algún día habría que cambiar esa vieja cama. Pero no era lo más acuciante en ese momento. Observó en la palma de su mano las tres pastillas, sus tres formas diferentes. Ayudas para combatir contra los monstruos que la acechaban desde hace tiempo. Incluso cerrando los ojos los veia, pues estaban en todas partes. En su cabeza, torturándola sin cesar; metiéndose dentro de su piel, rondando alrededor de su cama, camuflándose con las oscuras sombras que se confundían al anochecer en la penumbra de su habitación.

Así, pues, se encontraba luchando contra ellos. Luchando con cobardía realmente, dejando que los procesos químicos liberados por las pastillas actuaran en su organismo librando la batalla que su propia voluntad y su delicada salud mental eran incapaces de mantener en ese terrible momento de su existencia.

Apesadumbrada, miró hacia la mesilla. Pasó el dedo índice por su superficie y una leve capa de polvo quedó adherida a él.Ya hacía falta ir pasándole un paño. Ahí estaba el vaso de agua de color azul, medio vacío. Sonrió con tristeza. "Así lo ve el pesimista, pero el pesimista es sólo un optimista  bien informado" pensó.

Introdujo las pastillas en su boca, y bebió agua del vaso. Las tragó y se acostó, y tras apagar la luz, una leve sonrisa asomó en sus resecos labios. Otro día, otra batalla perdida, pero al mismo tiempo ganada. Un dulce sopor empezó a invadirla, al tiempo que sus párpados al fin se cerraban. Su respiración se calmaba, los latidos de su corazón iban a ritmo normal, y los pinchazos que su cabeza sentía se retiraban cual batallón levantando sus lanzas, liberando a sus cautivos cercados, dejándolos marchar. Esos monstruos ya no la molestarían más.


sábado, 14 de marzo de 2020

Día 1 de aislamiento


No sabemos aún las medidas que decretará el gobierno para evitar el contagio de este cabrón de Coronavirusín, pero mejor empezar a armarse de paciencia.

De momento, al haber ido esta mañana a comprar al supermercado, hemos podido apreciar (aparte de que hay una alarmante demanda de papel higiénico( Y TAMPONES, QUE PARA QUÉ COÑO QUERRÁ LA GENTE TANTOS TAMPONES)... Menos mal que la salud anal aquí en nuestra keli no es nada preocupante de momento. Ah, y por supuesto que las legumbres están casi desaparecidas, y comprar un puto paquete de macarrones es una odisea, por no mencionar las ganas que te dan de zarandear a toda la puta gente que llena carros y carros sin cesar como si acabara de anunciarse el puto apocalipsis... En fin, supongo que es lo que nos toca. Eso... Y QUE ES DE PRIMERO DE APOCALIPSIS DARTE PUTA CUENTA DE QUE TIENES COMO KILO Y MEDIO DE LENTEJAS ANTES DE SALIR DE TU CASA, PEDAZO DE IDIOTA. Pero bueno, que al menos de eso ya sí que no falta. Nota mental: buscar recetas originales con lentejas.

Una caja de cartón ha sido latrocinada del contenedor como idea de mesa portátil para armar un señor puzzle  de 1500 piezas porque claro... Tanto aislamiento... Leer y ver pelis está bien pero hay que buscar otros entretenimientos para variar un poquillo. Pues bien, en el proceso de devolver los restos de la mencionada caja, se ha podido ver que Coronavirusín debe afectar también al civismo, porque un... subproducto social, echó el plástico en el azul y el vidrio en el amarillo, y cuando fue increpado sólo dijo "uh".

En fin, seguimos a la espera de las noticias del gobierno. De momento podemos decir que Coronavirus 1, semana santa 0...