viernes, 30 de octubre de 2015

Cosas que pasan


Tenías que coger el autobús, tenías que irte, pero yo sabía que estabas si no enfadado al menos molesto o disgustado conmigo.

-¿Que no es así? Claro, y ahora voy a ser yo el que se inventa las cosas...-dijiste, mirando hacia otro lado.

Quedaban cuatro minutos para que cogieras tu autobús. No dejabas de mirar el móvil para comprobarlo.

-Me voy, que ya llega.-Intentaste darme un beso...un beso raro, casi carente de cualquier sentimiento.-Ya hablaremos.

-Eso espero, si tú quieres-o algo así te dije, enfadada.

Y acto seguido te marchaste, sin mirar atrás.

Quedaban diez minutos para que llegara mi autobús. Y a pesar de entender que tenías que irte me sentía fatal por dentro, porque te habías ido, porque no habíamos solucionado lo que pasaba y me encontraba... a mil jodidas millas de estar bien. Así que nada más irte lloré a moco tendido, te maldije por dejarme sola, y hasta te odié un poco...

Un muchacho negro se me acercó, y me dijo algo cuando quedaban cinco minutos para coger el autobús. Que si estaba bien o me pasaba algo, me preguntó en inglés. Tuve que quitarme los cascos para escucharle. Le agradecí su preocupación, le dije que había discutido con mi novio y que estaba triste porque no me gustaba estar mal con él, bueno, a grandes rasgos era eso, no dije ninguna mentira.

El autobús llegó. Por fin. Entré secándome las lágrimas, pasé la tarjeta por la máquina y me senté. Casi de inmediato saqué el móvil y te escribí unos whatsapps... pero nada, no obtuve respuesta. Luego llegué a casa, me cambié, me puse cómoda, bebí un poco de agua, me metí en la cama y miré el teléfono con la vaga esperanza de que me hubieras dicho algo... pero por desgracia no fue así.

Pasó un rato. Te escribí más, por facebook, porque te vi activo y pensé que lo mismo por ahí tenía más suerte.Y también más por whatsapp. Pero nada.

Empecé a sentirme muy mal conmigo misma, por mis sentimientos, por todo lo que había pasado, por ser como era, por mis reacciones, porque te fueras, por todo. La ansiedad estaba ahí, acechándome. De hecho después de decirte que me iba a dormir y darte las buenas noches (sin obtener respuesta tampoco) empecé a notar que me costaba trabajo respirar, y me vino otro torrente incontrolable de lágrimas. Tanto fue así, tanto me preocupé, tan asfixiante y horrible era la sensación dentro de mi pecho, que me tuve que tomar un calmante algo fuerte para serenarme... Y entre lágrimas me fui sosegando y conseguí dormir algo. Dormir para olvidar, dormir, simplemente dormir. Dormir suele ser la solución para ese tipo de problemas. Llegó el día siguiente, todo se resolvió. No te culpo porque pensaras que lo mejor era no decir nada por necesitar analizar tus sentimientos respecto a lo que sucedió...

Pero bien es cierto, que una virtud o un defecto que tengo, es no soportar estar mal con aquellos a lo que quiero. Con eso no puedo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario