jueves, 30 de julio de 2015

Saturación

En mi interior, me sentía saturada de él.
En realidad era por dentro y por fuera, algo tan placentero como cruelmente agonioso y torturante, todo mi cuerpo olía a él, el viento jugaba con mi cuerpo arrastrándome, empujándome al igual que él lo había hecho antes. Su fragancia estaba en cada centímetro de mi piel, de mi cabello…

Podía sentir en mi intimidad la sensación del sexo reciente, a pesar de que hacía sólo unas cuantas horas que había estado con él era como si lo reclamara, como si sintiera un vacío urgente que llenar, no paraba de lubricar y lubricar. Me venían constantes recuerdos a la cabeza: su cuerpo apretándome contra la pared y sus brazos dominándome de esa manera que me volvía loca. Su boca apresando la mía y diciendo justo lo que tenía que decir para que me derritiera de deseo y me entregara a él, con toda mi pasión y desnudez. 
La sensación de quitarme de encima todo aquello que me recordara a él era igual de insoportable que la de quedarme con su aroma pegado a mí, adherido a todo mi cuerpo. Mis ojos no podían parar de llorar, resultaba desquiciante, irritante, apabullante, angustioso, horroroso. Todo ello era una mezcla que me hacía perder la cordura, todo él era pérdida de cordura para mi dañada mente.

Lo deseaba y a la vez lo detestaba tanto en ese momento que quería torturarlo y a la vez follármelo hasta que perdiera el conocimiento, quería enjaular mi aroma dentro de su nariz para que se extasiara de él, se embriagara, le volviera loco y le abandonara, y después se torturara con la sensación de desear y no poder, como yo me siento ahora que escribo en pasado a pesar de que todo esto ha sucedido hoy por la mañana.

Una tras otra siento las puñaladas del mejor y más exquisito placer, que no por ello dejan de ser puñaladas y por ello duelen hasta perder la razón y enloquecer. Incluso el olor a nicotina de sus cigarros de liar está adherido a los dedos de mis manos… no lo puedo soportar. Que esté conmigo, o que se vaya para siempre desaparecer, porque no podré soportar de nuevo esta desquiciante sensación otra vez. Angustia, deseo, angustia, deseo… agonía en el vacío del centro de mi cuerpo, en mis ojos húmedos que no paran de llorar,  y en el corazón que late lento pero fuerte dentro de mi pecho…

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